Perder un cliente no significa el fin de tu negocio. Al contrario, te abre la puerta para trabajar con personas que realmente valoran y respetan lo que ofreces.
No te aferres a un cliente que afecta tu bienestar. Mantén una mentalidad abierta y confía en que siempre habrá más oportunidades que se alineen mejor con tus valores y estilo de trabajo.
Una puerta siempre abrirá otra puerta.